En 1909, el médico alemán Richter recomendó la inserción intrauterina de dos o tres hebras de hilo de seda para evitar la concepción.
En 1930, otro alemán, Gräferberg, describió el anillo que lleva su nombre, construido en plata.
Fue a partir de 1960 cuando se inició la comercialización generalizada de los dispositivos intrauterinos fabricados en polietileno y sin ningún metal añadido, también llamados DIUs inertes.
Al comienzo de la década de los 70', a partir de los trabajos de Jaime Zipper en Chile, aparece la segunda generación de dispositivos, llamados «DIU medicados», en los que el plástico se transforma en vehículo de otras sustancias tales como metales, hormonas y antihemorrágicos. Zipper, trabajando con diversos metales, demostró que con la colocación de un alambre de cobre en las trompas de falopio de una coneja se prevenía la implantación del óvulo; de allí se pasó a la experimentación humana, enrollando un alambre con 200 mg de cobre a la T de plástico diseñada por Howard Tatum en Estados Unidos, y los estudios clínicos demostraron una baja incidencia de complicaciones y una gran efectividad. Este avance logró aumentar la efectividad y disminuir la tasa de hemorragia y expulsión, complicaciones frecuentes con los DIUs inertes.
Paralelo a ello y en el mismo desarrollo, se realizó un estudio de la corrosión intrauterina del filamento de cobre y del filamento de cobre con núcleo de plata de los DIUs llamados de segunda generación. Como consecuencia de este convenio de I+D+i establecido entre Eurogine y el Departament de Materials de la Universitat Politècnica de Catalunya, se desarrolló el DIU Gold T®, de nueva generación, con el objetivo que superase en fiabilidad a los existentes en el momento y cuya inserción fuera lo menos traumática para la mujer.
Por otro lado, con las mejoras añadidas en cuanto al desarrollo de tres tamaños de armadura-base (Maxi, Normal y Mini), el núcleo de oro en el filamento de cobre y el sistema de inserción absolutamente novedoso a nivel mundial, GOLD T® consiguió mejorar:
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La vida útil del DIU, fuertemente relacionada con la cantidad y corrosión del filamento de cobre.
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El riesgo de rotura del filamento de cobre por fragmentación secundaria en el proceso de corrosión.
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El confort para la paciente en los procesos de inserción y extracción.
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La adaptabilidad individual de cada útero con los distintos tamaños de armaduras-base.
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La precisión absoluta en la ubicación endouterina gracias al especial sistema de inserción.
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Con este mismo sistema de inserción, el riesgo de perforación uterina en las maniobras necesarias para el emplazamiento del DIU queda absolutamente eliminado tras una correcta histerometría.
